Alemania y el cine
Turismo cinematográfico
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Publicado 31.08.2021 | Celia Martínez
Alemania y el cine. Leer
Viajes a Alemania a través del cine
En los últimos años, el turismo cinematográfico se ha convertido en uno de los motores con más potencial del mercado turístico, siendo además una de las mejores herramientas para la promoción de muchos destinos. Pero este tipo de turismo comienza en la pantalla de cine, donde se han inmortalizado historias, héroes o paisajes que creíamos que sólo existían en el séptimo arte. A pesar de su anacronismo y sus paradojas, visitar lugares de rodaje tiene un encanto especial que lo convierte, cada vez más, en una de las mejores motivaciones para organizar un viaje.
El caso de Alemania es especial, ya que su división tras la Segunda Guerra Mundial derivó en el desarrollo de dos industrias de cine sólidas y prolíficas para Europa. De hecho, tras la Reunificación Alemana en 1990, este mercado cinematográfico ha logrado un mayor alcance de la mano de las co-producciones con Hollywood en los actuales estudios de cine de Babelsberg (Potsdam).
Probablemente sin habernos dado cuenta, hemos visto paisajes y ciudades alemanas en numerosos clásicos del cine, como Wismar o Rostock en Nosferatu (F. W. Murnau, 1922), el Palacio Bürresheim (Renania-Palatinado) en Indiana Jones y la última cruzada (Steven Spielberg, 1989), los interiores del Claustro de Eberbach (Wiesbaden) en El nombre de la rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986) o el famoso castillo de Neuschwanstein (Baviera) en Chitty Chitty Ban Bang (Ken Hughes, 1968).
Este lugar es con bastante seguridad una de las localizaciones que con más fuerza se han grabado en nuestro imaginario, especialmente por haber sido la fuente de inspiración de Walt Disney para el diseño del castillo de La bella durmiente en 1951.
Baviera, más allá del castillo de Neuschwanstein
Los estudios de cine de Baviera han sido ya desde 1919 uno de los principales centros de producción cinematográfica en Alemania, tomando especial fuerza tras 1945, cuando Berlín quedó en territorio oriental y sus estudios de cine pasaron a control soviético. Ciudades como Núremberg en Vencedores o vencidos (Stanley Kramer, 1961), Rottenburg ob der Tauber en Cloud Atlas (Lana Wachowski y Tom Tykwer, 2012) o Würzburg y Bamberg en Los tres mosqueteros (Paul W. S. Anderson, 2011) son algunos ejemplos de localizaciones en este estado. Pero es Múnich, su capital, la ciudad que con más frecuencia se ha elegido como escenario de rodaje. Pudimos ver el entorno e interiores de la Universidad Ludwig Maximilian en Sophie Scholl. Los últimos días (Marc Rothemund, 2005) y palacios como el Nymphenburg en El año pasado en Marienbad (Alain Resnais, 1961) o el Schleissheim en Senderos de gloria (Stanley Kubrick, 1956).
La antigua Alemania del Este como escenario de rodaje
También los exteriores de castillos y palacios de la antigua Alemania del Este han servido de escenario de rodaje, como el de Moritzburg (Sajonia) para Drei Haselnüsse für Aschenbrödel (Václav Vorlíček, 1973), el clásico de la Cenicienta que hoy es casi película de culto en Alemania, o el Palacio Nuevo en Sanssouci (Potsdam) para otra de las obras maestras de Kubrick, Barry Lyndon (1975). De hecho, en la actualidad es Potsdam una de las ciudades más cinematográficas en Alemania. Además de contar con los estudios de Babelsberg, la propia ciudad es con mucha frecuencia escenario de producciones tan variadas como Mi nombre es Bach (Dominique de Rivaz, 2004), Resident Evil (Paul W. S. Anderson, 2001) o El puente de los espías (Steven Spielberg, 2015).
La particular y lenta evolución de algunas regiones del Este de Alemania tras la Reunificación ha resultado beneficiosa a la hora de encontrar lugares en los que parece haberse detenido el tiempo. Es el caso de Görlitz, casi en la frontera con Polonia y denominada “Görliwood” por haber sido escenario de más de cien producciones cinematográficas. La ladrona de libros (Brian Percival, 2014), Malditos bastardos (Quentin Tarantino, 2009), El lector (Stephen Daldry, 2008) y sobre todo El Gran Hotel Budapest (Wes Anderson, 2014) son algunos de los títulos que han inmortalizado el encanto de las calles de Görlitz. Para una de las ciudades del Este de Alemania que más acusaron la Reunificación, esta es una de las mejores maneras de reactivar la vida cultural y el interés turístico.
Celia Martínez García | Guía local de Berlín, guía de ruta en Alemania y experta en cine